Los últimos 90 días

Madrid NII salida a mi hogar en enero del 2012



Para Laura

Cuando llega el dolor

No tendría más de 12 años cuando, una noche después de cenar, mi padre me sorprendió llorando en mi habitación desconsoladamente. Él se sorprendió pues no parecía haber motivo aparente y por un instante no supo cómo reaccionar. Una de las ventajas de haber estudiado en un colegio de curas, es que de pequeño recibes respuestas sencillas a los grandes enigmas de una forma muy convincente. “Si eres bueno, cuando te mueras, irás al cielo.” Todo parece muy lógico hasta que un día te cuestionas si no hay trampa. Esa tarde de invierno me decidí a hacer un curioso cálculo. Si la esperanza de vida era en aquella época de 75 años, a mí sólo me quedaban unos 23.000 días,  551.880 horas, algo más de 33 millones de minutos y lo que era más aterrante 1986 millones de segundos. Ya sé que parecían muchos cuando vi el número escrito en mi calculadora, pero en ese mismo momento fui consciente de que esos segundos ya no estaban allí y que por muy grande que pareciera la cifra, ésta estaba agotándose a un ritmo infernal. ¿Y si después de todo no existe eso del cielo y es todo un montaje para obligarme a mantener un buen comportamiento? ¿y si todo no es más que una gran mentira? Así estaba yo cuando mi padre me preguntó qué me pasaba y yo, enseñándole mis cálculos le dije: “que me voy a morir”. Él me miró más desconcertado que la primera vez y con una media sonrisa contestó: “Toma y yo”. No entendía nada, estaba claro que a mí me quedaban unos 1980 millones de segundos que pasaban a toda velocidad, pero a él le quedaban menos y ¡se mostraba tan indiferente ante un hecho tan dramático!

Años más tarde me encontraba en el salón de mi casa estudiando para el examen de selectividad. Serían las dos de la mañana y todo estaba bastante en calma. Yo intentaba concentrar en mi cabeza la mayor cantidad de datos posibles sobre el tema. En aquella época estaba muy seducido por las teorías de Descartes. Menudo elemento ese Descartes, y no lo digo por el discurso del método o por su famoso “cogito ergo sum”,  a mí me molaba lo de la teoría del “ser superior”, específicamente un genio maligno extremadamente poderoso y capaz de manipular nuestras creencias. Pues en esas andaba yo cuando de repente escucho un sollozo proveniente de las habitaciones donde dormían mis padres y mis hermanas. Me acerqué con cautela y descubrí que mi hermana pequeña estaba despierta y llorando sin razón aparente. Le pregunté el motivo y ella me contestó “que un día me voy a morir” no debía tener más de 10 años y entonces se me ocurrió  explicarle las sencillas reglas del cielo y el infierno pero ella, lejos de calmarse, me abordaba con un montón de dudas. En ese momento sólo pude esbozar un media sonrisa, abrazarla y decirle: “No te preocupes, encontrarás tus propias respuestas ahora que has empezado a buscarlas”. 

Un plan para esos días


Cada día nos regalan 1.440 minutos; la cuestión es, qué vamos a hacer con ellos. Cuando te plantean la pregunta: ¿Qué harías si hoy fuese tu último día? Por lo general no terminas de ubicarte. Si realmente fuera el ultimo día es más posible que te invada la ansiedad y que no te deje pensar con claridad. Pero, ¿ y si en lugar de un día nos dan 90?. Entonces la cosa cambia. Podemos ver esto con más perspectiva y decidir mejor cómo emplear esos 129.600 minutos. Tenemos la suerte de contar con el testimonio de Randy Pausch que tuvo que enfrentarse a esta situación una vez le diagnosticaron cáncer de páncreas. Él tenía muy claro cómo el reloj iba marcando sus últimos momentos y se decidió a difundir uno de los mensajes más interesantes y emotivos que he tenido la suerte de encontrar. Randy dio conferencias y escribió un famoso libro titulado: “La última lección”. He compartido este video con muchas personas y me he dado cuenta que la mayoría están tan impactadas por lo que cuenta que pocas son capaces de analizar y recordar lo que dice. Como siempre ocurre, lo que comenta son cosas sencillas pero, más adelante, me permito hacer una pequeña recopilación de algunas de sus ideas:
    




1.     No puedo controlar las cartas que me reparten, sólo puedo jugar la partida.
2.     Es una charla sobre la vida y cómo vivirla.
3.     Es una charla sobre sueños y cómo conseguirlos.
4.     Cuando eres pequeño sueñas y piensas que todo es posible, no hay que perder nunca ese espíritu.
5.     Si no consigues tus sueños, conseguirás mucho tratando de hacerlo.
6.     La experiencia es lo que obtienes cuando no consigues lo que quieres.
7.     Cuando alguien se molesta en corregirte por más de dos horas seguidas, es porque le importas.
8.     Cuando un muro aparece en tu vida, es una oportunidad para aprender mucho.
9.     La humildad siempre es un gran aliado.
10. Expresa tu creatividad.
11. Las cosas son sólo cosas, por bonitas que éstas sean.
12. Decide si eres tigre o asno.
13. No subestimes la importancia de estar siempre alegre.
14. Di la verdad.
15. Discúlpate diciendo: “Lo siento, fue culpa mía, ¿qué puedo hacer para arreglarlo?”
16. Nadie es pura maldad, si esperas lo suficiente te mostrará su lado bueno.
17. Sé agradecido.
18. Puedes gastar tu tiempo quejándote o jugando duro, tú decides.
19. Ten un motivo por el que contar esto.

Pero, ¿cómo podría ser en el futuro?




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